La estación de esquí de Valgrande-Pajares ha vuelto a estar en el centro de la polémica debido a una gestión que pone en entredicho la seguridad de trabajadores y usuarios. Un incidente ocurrido en abril de 2024 ha sacado a la luz las graves deficiencias en la administración de la estación, donde la falta de preparación y supervisión adecuada casi desemboca en una tragedia.
El director de la estación invernal, Javier Martínez Iglesias ha comparecido en la Junta General del Principado de Asturias para explicar una situación atípica a todas luces, que según parece se está viviendo en la estación en los últimos años.
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Un accidente que pudo ser mucho peor
El 7 de abril de 2024, un error en la gestión de la explotación provocó el descarrilamiento de una cabina con dos trabajadoras en su interior. Afortunadamente, ambas lograron salir a tiempo, evitando así un desenlace fatídico. Sin embargo, este suceso expone una realidad preocupante: la seguridad de la estación se encuentra en entredicho debido a una gestión supuestamente negligente por parte del jefe de explotación, incapaz de garantizar un funcionamiento adecuado.
Falta de cualificación y ausencia de medidas
Informes y auditorías externas han advertido desde hace años sobre la falta de preparación del equipo encargado de la explotación de Valgrande-Pajares. En particular, se ha señalado que el responsable de esta área no cuenta con la formación exigida por la normativa europea en materia de transporte por cable, un requisito fundamental para garantizar la seguridad de las instalaciones. La ausencia constante de esta figura clave ha obligado a otros miembros del equipo a asumir responsabilidades para las que no estaban preparados, generando un entorno laboral inestable y de alto riesgo.
A pesar de estas advertencias, la administración regional ha hecho caso omiso de las reiteradas solicitudes para tomar medidas. Desde 2019, se han presentado múltiples informes detallando las carencias en la estación, pero la falta de respuesta ha permitido que la situación continúe deteriorándose.
Una negligencia que pone en riesgo a trabajadores y usuarios
Lo ocurrido en abril no es un caso aislado, sino el resultado de años de mala gestión y desidia. La estación, que debería ser un referente en la Cordillera Cantábrica, se ha convertido en un claro ejemplo de cómo la falta de control y planificación pueden poner en peligro la seguridad de las personas.
La pregunta ahora es inevitable: ¿se tomarán medidas antes de que ocurra un accidente con consecuencias irreparables, o seguirá primando la inacción mientras la estación se convierte en un riesgo constante para quienes la visitan y trabajan en ella?