Reflexiones de un montañero sobre la masificación en la montaña: ¿Cabemos todos?

Te vamos a contar todo esto

Como gran aficionado a la montaña, he observado no sin cierta preocupación cómo, en los últimos años, nuestras queridas rutas se ven cada vez más concurridas. La creciente popularidad del senderismo y el montañismo, junto con la imagen de refugio climático que nuestra región vende en redes sociales, ha llevado a una masificación que, si bien refleja un interés loable por la naturaleza, también plantea desafíos significativos.​

Uno de los problemas más evidentes es el impacto ambiental. El aumento de visitantes en áreas naturales sensibles puede provocar efectos bien conocidos como la erosión del suelo, alteración de la flora y fauna, y una mayor generación de residuos. Además, la masificación incrementa el riesgo de accidentes, especialmente entre aquellos que, sin la preparación adecuada, se aventuran en terrenos que subestiman.​

En el Parque Nacional de Picos de Europa, por ejemplo, la afluencia de visitantes ha llevado a los guardas de refugios y montañeros a solicitar una regulación más estricta y una mejor información para los excursionistas. La relación es clara: a mayor número de personas en la montaña, mayor es la probabilidad de accidentes. Mejorar la señalización y limitar el acceso a ciertos senderos podría ser una medida efectiva para mitigar estos riesgos.

En nuestra experiencia, aquí en la Montaña Central, hemos sido testigos de gente haciendo cola para hacerse una foto, aglomeraciones en rutas como la del Lago Ausente en verano y desaprensivos bañándose en lagos de montaña como el Lago Ubales en San Isidro.

Con este panorama, la preocupación es genuina, y las dudas razonables. La montaña es un lugar para disfrutar del contacto con la naturaleza y la mayor parte de los aficionados así lo ven. Sin embargo, por muy amantes que seamos de la naturaleza, es evidente que la saturación de lugares de interés, o de moda, termina por fatigar cualquier entorno.

¿Cabemos todos en la montaña?

La respuesta simple es no. La elaborada también. Dejando al margen que la montaña y sus espacios no necesitan incívicos e irrespetuosos domingueros capaces de aparcar el coche en mitad de una campiña. Lo cierto es que cierta regulación si tendría cabida.

masificación en la montaña

La innegable explosión turística que ha supuesto el concepto recién acuñado de refugio climático que tanto bombo recibe en redes sociales y desde las instituciones. Sin duda es un revulsivo económico muy importante para áreas tan deprimidas como Felechosa o Puebla de Lillo, donde el esquí da sus últimos coletazos con nevadas cada vez menos abundantes.

Pero no debería ser a cualquier precio. Y ahora, cuando estamos ante el posible resurgimiento económico de estas zonas gracias a este turismo activo. Es el momento de legislar y de aportar medidas que no sólo ayuden a gestionar los espacios naturales, sino también a solventar problemas de convivencia.

Una legislación coherente

En muchos parques naturales alrededor del mundo, se establecen sistemas de visitas con cupos diarios. No es nuestro caso por volumen de turistas y por extensión de nuestros espacios, pero en nuestros espacios, si tendría cabida una cierta labor de concienciación ante la avalancha de turistas atraídos por nuestros paisajes, pero también por nuestra climatología.

También la mejora de algunas infraestructuras, con señalización y mantenimiento adecuados ayudaría a minimizar el impacto humano en el entorno natural. Por ejemplo creando zonas adecuadas para hacer picnic o acampadas. Sobre esta casuística se ha debatido recientemente en un simposio celebrado el pasado mes de Octubre en Oviedo. Donde los especialistas que acudieron evidenciaron que el número de accidentes en la montaña podría reducirse drásticamente si se señalizaran y limitaran los senderos de forma más eficaz.

Es fundamental encontrar un equilibrio que permita a las personas disfrutar de la montaña sin comprometer su integridad. Como comunidad, debemos debatir y reflexionar sobre estas medidas, buscando soluciones que preserven nuestras montañas para las generaciones futuras.​

Turistas y nativos el eterno conflicto.

Con mayor o menor gracia, cada año salen a la palestra muchas situaciones surrealistas o no tanto, que sobre todo en la época estival, resaltan el conflicto entre lugareños y visitantes.

Desde recoger perros pastores pensando que están abandonados a estacionar en fincas privadas, el repertorio de situaciones más propias de una película de los hermanos Marx es prácticamente ilimitado.

La convivencia pacífica entre ambos colectivos es compleja y con muchas aristas, pero pasa por dos puntos clave: concienciación y legislación. Nadie niega que la afluencia de turistas deja un beneficio en áreas como las que mencionamos, muy necesitadas de ese revulsivo económico. Pero no a cualquier precio.

Se debe realizar una gestión correcta de este nuevo recurso. Con una legislación justa que ayude a gestionar mejor nuestros espacios sin perjudicar una fuente de ingresos tan importante como es el turismo.

Riesgos de la masificación de la montaña.

Cualquier espacio natural, tiene una capacidad de carga que , si se sobrepasa, supone la destrucción de las condiciones de esa zona. Desde el punto de vista ecológico, la masificación de las actividades en la montaña puede llegar a ser letal para los ecosistemas.

En el momento en que accedemos a un espacio natural, lo modificamos, por mucho cuidado que pongamos en ello. Si accede poca gente el impacto será reversible, en cambio si se hace en masa y descontrolado, el impacto será irreversible.

masificación en la montaña

Por otra parte con la masificación, la afluencia de personas en lugares de meteorología extrema sin conocimientos o sin equipación adecuada, es cada vez más frecuente, Lo que es indudablemente muy peligroso. De hecho los expertos en rescates de alta montaña coinciden en que la mayor parte del peligro se relaciona con la falta de conocimientos y preparación de muchas de las personas que hoy por hoy se lanzan al monte.

Por eso es importante cuando se afronta cualquier excursión a la montaña dedicar tiempo a la seguridad. Siempre ir bien equipados con comida, agua, varias capas de ropa y un teléfono móvil con batería.

Además también deberíamos informarnos bien de la zona a visitar, ya que eso nos dará importante información sobre puntos de referencia en caso de emergencia o lugares a los que acudir en caso de surgir alguna emergencia como puntos de encuentro o refugios.

La gestión de la masificación en la montaña.

La masificación de los espacios naturales es sin duda un arma de doble filo. Por un lado tenemos los innegables beneficios económicos que aportan. Más cuando hablamos de áreas económicamente muy necesitadas como son las que hemos mencionado con anterioridad. Sin embargo es tarea de las administraciones locales, encontrar un punto de equilibrio entre el beneficio económico que suponen y la conservación de nuestros espacios.

Nuestra opinión es que por encima de cualquier prohibición o ley. Incluso por encima del más que necesario mantenimiento e implantación de nuevas infraestructuras que soporten el peso de la gran afluencia turística que cada año llega a nuestros picos. Debe de estar la concienciación.

Para nosotros se trata del primer escalón, del nivel más básico. Antes de acceder a nuestros senderos perfectamente señalizados, perfectamente equipados con tus botas de senderista y tus tres baterías de repuestos para tu móvil. Incluso con tu nuevo exoesqueleto. Mucho antes de todo eso. Debes tener conciencia de que estás entrando en un espacio natural, que ha permanecido ahí durante mucho más tiempo que el que dura nuestra existencia y que en la medida de lo posible todos debemos esforzarnos por conservar.

Y lo mejor de todo, es que esta labora de concienciación, es completamente gratuita.

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